miércoles, 1 de septiembre de 2010

Tú no tienes la culpa de las cosas que duelen.

Sí, los días pasan. Sale el sol, se esconde y sigue su mismo ritmo la luna. Aunque algunas veces de una manera más especial que otros. Hay días en que los recuerdos son imposibles de no visualizar y otros en los que simplemente casi ni se te pasan por la cabeza.
Últimamente me pasa lo primero. Me es irremediable. Tengo muchísimos tipos de recuerdos... pero por alguna razón, sales en todos. Eso me gusta, pero no voy a mentirte, me gusta a veces, porque sé que hay otras en las que los mares creados por lágrimas saladas comienzan a subir por mis tobillos y aumenta mi miedo al ahogo. Las cosas se desvanecen y desaparecen mis pocas provabilidades de algún salvamento y te imagino socorriendo, porque serías mi única salvación.

Hasta que esto ocurra, te respondo planta amiga, que tú eres mi única verdad, que la ciudad que invade mi corazón esa cualquiera a la vayamos tú y yo y que la canción que tararearé será aquella que marque nuestro mejor momento; porque sí, la vida sigue. Pero aún nos queda mucho por vivir.

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