viernes, 22 de marzo de 2013

Seguimos siendo libres, uno al lado del otro.

Resoplé tres veces antes de abrir los ojos, pausa un segundo y continuar.
Los viernes se sienten solos, el tiempo se siente inerte. Todo va bien pero las mañanas no son lo mismo. El paquete de tabaco huele como el primer día y el hombre del tiempo ha dicho que nieva sobre el London Eye.
Sigo sin encontrar razones, aunque creo que dejé de buscarlas, puede que algún día pida explicaciones pero no estamos en edad de quedarnos con las ganas. Pretendemos felicidad, pero la confundimos con conformismo.
No vale ser una rosa si acabamos deshojadas como margaritas. No vale seguir esperando una copa de la Lambrusco, un arañazo en la espalda, un "te veo mañana, guapa" o un "aún no te levantes de la cama".

Iremos echando de más lo que un día echamos de menos.