jueves, 14 de julio de 2011

Marilú, hoy te digo:

Nunca te fíes de la gente que sonríe demasiado. Sonríen mucho los que han sufrido mucho. Es una forma de disimular y un bálsamo para irse olvidando. Los que nos reímos mucho es porque conocemos el dolor. Nadie es tan feliz como el que ya ha sufrido, porque conoce el peso del aire y sabe que en cada minuto está la posibilidad de un final. En unos segundos, el mundo puede girar y la bola de la tierra caerte encima y ya nunca nada será como antes . Así que hay sonrisas de antes y de después. Por supuesto, hay una sonrisa de antes de conocerte y otra de ahora, que te tengo.