Sobre mi cabeza el peso de los minutos recorridos al azar.
Tengo todo lo que quiero sin tener nada porque nada es suficiente y las imágenes de ti quedaron secuestradas en mi pecho.
El rojo de mis labios hoy habla de ti. En sueños. A todos. Y te digo: -¿A qué esperas? Bebe; porque me duermo. Conduce porque ya sabes lo que quiero.
Apártame sin soltarme fuerte la mano. Hazme daño. Pero hazme algo. Las calles de Ohio están sedientas de tu sudor y la sangre de mis venas. Que llegue a mí la perspectiva de tu querer. Porque quererme duele, pero no volver a verme también.
Bebe.