Tenemos talentos ocultos que renacen en el momento menos esperado, escuchando esa canción que nos rompe el corazón. Ese corazón de mentira. Ese corazón que usamos para las cosas falsas. Ese corazón que se acongoja en un segundo, tanto como la realidad se lo permite, pero que al segundo también se reconstruye, como si nada hubiera pasado. Tenemos corazones de usar y tirar. Algunos tienen más, otros algunos menos, pero al fin y al cabo, acaban siendo corazones rotos.
Frente a ésto, de frente, la realidad, la verdad. Un pie y delante el otro.
Dicen que la locura de los demás acaba volviéndote loco. Y creo que es cierto. Pero sólo porque seguramente, sea parte de esta locura contagiosa, que como aquellos corazones, se puede tirar y volver a utilizar.
Sé que tú tienes un talento oculto, y si he roto alguno de tus corazones la noche pasada, ha sido porque te quiero, por encima de todo.