viernes, 17 de septiembre de 2010

Sixteen.

Hoy casi no puedo pronunciar tu nombre sin que se me forme un nudo en la garganta. Por aquí ha cambiado el tiempo, pero es un día especial, como los diecisiete de septiembre de todos los años. Sé que hoy no puedo comerte a besos, como habría hecho en el primer instante en el que te viera. Sé que no puedo decirte lo guapa que eres y lo preciosa que te has puesto para éste tu día. Sé que no puedo prepararte una cena con velas junto al mar. Sé que no puedo pedirte que cierres los ojos para preparar un ultimatum y ofrecerte un regalo sorpresa. Pero morena, es un año más y nada tiene que cambiar.
16 dulces primaveras, si. Sigues igual de única que siempre. Casi no me salen las palabras para decirte lo que quiero, así que lo último que me queda por decir es:

Eres tan fuertemente mía, que hasta me siento un ser injusto y egoista, pero quería decirte un "hasta siempre" y sin embargo he suplicado: quédate siempre a mi lado, los dos juntos, contra el resto del mundo.

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