sábado, 1 de diciembre de 2012

Creer y ser realista; todo es cuestión de magia.

No nos acostumbremos a la luz del sol, al brillar de los ojos. No desesperemos por una caricia, por un beso. No desayunemos en la cama, con nadie. Si algo te enseña la vida es que todo es efímero: el cielo de pronto se nubla, las miradas ya dicen lo contrario, los dedos arañan y los besos ni se sienten; y mientras el café se derrama en las sábanas te preguntas hasta dónde quieres llegar.

Tuve el reparo de advertirme frente a las personas. Demos votos de confianza de vez en cuando, pero es tiempo de ser fríos y dejar el corazón a un lado. Christie me dijo una vez, que se le ocurrió querer a alguien con todo su ser y que no había sentido tanto dolor como aquella vez. Me aconsejó que lo hiciera, que amara como ella lo había hecho, pero no paré de preguntarme ¿Por qué? ¿Por qué no evitar la catástrofe? ¿Por qué no vivir sin depender y amar sólo a aquello de lo que no podamos arrepentirnos?

Igualmente sonrío. Encontré judías mágicas en el cajón de mi aparador, quién sabe lo que puede crecer de allí.

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