lunes, 16 de julio de 2012

Yo, que venía del Este, y tú, del Oeste.

La isla de los museos, nunca había visto una concentración tal de edificios dedicados al arte. Creía que tu país sólo estaba hecho de grises, y allí todo era en color. Me llevaste ante la puerta del Altes Museum. El edificio era un inmenso cuadrado, pero, cuando entramos, el espacio interior tenía la forma de una rotonda. Nunca había visto una arquitectura como ésa, tan extraña, casi increíble. Me condujiste al centro de esa rotonda y me hiciste dar una vuelta sobre mí misma; luego otro, y otra más, cada vez más rápido, hasta sentir vértigo. Detuviste mi  baile loco abrazándome y me dijiste "Mira, esto es el romanticismo alemán, un círculo en medio de un cuadrado", para demostrar que todas las diferencias pueden anularse. Y me llevaste a ver el museo de Pérgamo.

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