...y es que en el fondo estaba segura de dos cosas. Una, todo no eran más que cuentos y sus insinuaciones no era porque de verdad se imaginara conmigo. Y la otra... en un futuro, una parte de mi me vio rendida ante sus pies, haciéndome que irrevocablemente le deseara aún más.
Aferrada a un cojín no me invites a ver tempranear el sol de Madrid, porque me quedaré.
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