
Te veo en las portadas de los libros y te confundo con gente que lleva tu mismo corte de pelo. Puedo imaginar la cara que pusiste la primera vez que te rechacé, y mis demás caras cuando tú lo hiciste conmigo. Cuando decidimos ser grandes amigos para siempre y el momento en el que me di cuenta de que no podía vivir sin ti.
Forjamos vidas diferentes pero ese peculiar día del año sólo éramos el uno para el otro. Y quiero confesarte una cosa; aquella primera noche que pasaste conmigo... yo sí que conocía tu nombre.
Te di mi número en Edinburgo, el de la casa de mis padres y hasta casi te apunto el fax de mi vecina. Y me dijiste:
- Seremos muy buenos amigos. Volveremos a vernos muy pronto.
Y yo estaba seguro de ello.